miércoles, 6 de julio de 2011
La lección de Marcelo Bielsa
jueves, 7 julio 2011, 00:02
La intervención de Marcelo Bielsa dignificó la campaña electoral en el Athletic y desacreditó a quienes habían llegado a dudar del compromiso adquirido por el entrenador argentino con Yosu Urrutia. En este sentido ha sido muy poco edificante la actitud del entorno del actual presidente, Fernando García Macua, empeñado en embarrar el campo y descalificar a Bielsa por todos los medios posibles. Eso, que sólo puede interpretarse como un síntoma de debilidad, añade dos aspectos decepcionantes: la falta de elegancia en un club que siempre ha tenido una idea señorial de sí mismo y el escaso aprecio por la realidad.
Cualquiera que sea el resultado de hoy, Marcelo Bielsa es uno de los técnicos más prestigiosos del mundo, uno que comprometió su palabra con el candidato Urrutia hasta el extremo de rechazar la fastuosa oferta del Inter de Milán, un técnico que ha dedicado las últimas seis semanas a analizar exhaustivamente a todos y cada uno de los jugadores del Athletic, a muchos del Bilbao Athletic y hasta a algún prometedor juvenil. Lo ha hecho de manera apasionada, entregado a un trabajo que le motiva hasta la obsesión, fiel a un carácter que no admite tibiezas.
Una vez que Bielsa se entrega a una obra su dedicación es arrolladora, una virtud que le ha hecho merecedor de la admiración de los jugadores a los que ha dirigido –incluidos los dos últimos capitanes de la selección argentina, Zanetti y Mascherano- y el respeto de un altísimo número de entrenadores. No hace mucho, en un restaurante de la calle Sepúlveda, en Barcelona, Pep Guardiola charlaba con unos amigos sobre las vicisitudes del fútbol. En un momento apareció el Athletic en la conversación. Guardiola comentó: “Bielsa es el entrenador perfecto para el Athletic”.
Cuatro años antes, cuando Guardiola se preparaba para dirigir al Barça B, se reunió con media docena de entrenadores cuyo consejo consideraba básico. Uno de ellos era Marcelo Bielsa, que estaba a punto de comenzar una magnífica aventura con la selección de Chile tras el periodo de reflexión que se tomó después de ganar el título de campeón olímpico con Argentina, en 2004. Guardiola viajó a Rosario (Argentina), acompañado de David Trueba, escritor y cineasta, además de amigo del técnico catalán.
Trueba se ha referido en ocasiones a aquel encuentro de dos apasionados del fútbol: Bielsa, con casi 20 años de trayectoria, y Guardiola, a punto de comenzar su impecable trayectoria. A través de David Trueba hay documentación de algunos deliciosos detalles de lo que sucedió en aquella reunión que se alargó 12 horas. Por Guardiola se sabe que pocas veces se ha encontrado con un hombre más generoso, esa misma generosidad que demostró ayer en su videoconferencia desde Rosario.
Lejos de incurrir en la misma mezquindad de quienes han utilizado las maniobras más arteras para desactivarle – “Va a cobrar demasiado”, "Dar el equipo a Bielsa es lanzar una moneda al aire", “No conoce al Athletic”, “Es un técnico de selecciones, no de equipos”, “No está probado que haya llegado a una acuerdo con Urrutia”-, Bielsa no sólo ha demostrado el más profundo de los conocimientos del Athletic y su plantilla, con un impagable archivo donde resume en vídeo las características de todos los jugadores del equipo, con sus virtudes y sus defectos, archivo que ha puesto a disposición del club, cualquiera que sea el ganador de las elecciones. Esa generosidad la extendió a Joaquín Caparrós, el entrenador que ha elegido Fernando García Macua. Fueron palabras de aprecio a un colega en vísperas de la jornada electoral. Ojalá se hubiera escuchado algún comentario parecido desde la otra trinchera.
Nada garantiza el éxito en el fútbol. Ni Caparrós, ni Bielsa. Nadie. Sin embargo, algunas trayectorias merecen destacarse frente al clima de infamia que se ha pretendido extender desde algunos cuarteles en las elecciones del Athletic. Antes de dirigir durante seis años a la selección de Argentina y durante casi cuatro a la de Chile, Bielsa destacó por sus éxitos en equipos como Newell’s, ganador de dos campeonatos argentinos, y Vélez Sarsfield, donde sucedió a Bianchi, un mito en el Fortín, y conquistó un nuevo campeonato.
De su paso por el Atlas de Guadalajara queda la impronta de su trabajo con los futbolistas más jóvenes, entre ellos el incipiente Rafa Márquez, y el valor que cobraron en el mercado aquellos jugadores apenas conocidos anteriormente. Cuando Bielsa dejó el Atlas, había traspasado futbolistas por un valor total de 60 millones de dólares. Es falso, por tanto, que Bielsa sea un entrenador de selecciones. Al revés, conoce perfectamente todo el arco futbolístico –incluida su fascinación por aquel formidable Ajax que dirigió Van Gaal a mediados de los años 90-, con las ventajas que eso supone, a pesar del interés de algunos populistas de taberna que pretenden ensuciar trayectorias fuera de toda duda.
La intervención de Bielsa fue ejemplar más allá de lo que supone su figura como entrenador. Parece mentira, pero este hombre singular –“La única locura que le reconozco es la del exceso de virtudes”, declaró hace algún tiempo Jorge Valdano, con el que tantas veces discrepa Bielsa en las opiniones futbolísticas- ha comprendido mejor las cualidades esenciales del Athletic que muchos de los que pretenden detentar cargos y poder en el club. Todo lo que a ellos les ha faltado de elegancia, generosidad y convicción –tres premisas básicas en un club como el Athletic-, le ha sobrado a Marcelo Bielsa.
FUENTE: http://www.marca.com
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