El entrenamiento en altura transcurre en un medio con una presión atmosférica disminuida, es decir con una presión parcial del oxígeno y una resistencia del aire menor.
El entrenamiento en altura transcurre en un medio con una presión atmosférica disminuida, es decir con una presión parcial del oxígeno y una resistencia del aire menor. A partir de los 1600 m disminuye el rendimiento aeróbico y el organismo, como medida de defensa, realiza una serie de adaptaciones positivas que le permiten desempeñarse más exitosamente en un medio más exigente que a nivel del mar. Entre las principales tenemos:
• Aumento del volumen de glóbulos rojos por unidad de peso corporal.
• Mejora de la capacidad de los músculos que intervienen en el entrenamiento para “tolerar” el lactato.
• Modificación de la actividad enzimática especialmente de aquellas que intervienen en el metabolismo aeróbico.
• Aumento de la hemoglobina, componente de la sangre que transporta el oxígeno.
• Aumento de la mioglobina.
• Aumento de la capilarización de los músculos.
• Aumento de la densidad mitocondrial.
• Mejoramiento de la potencia aeróbica máxima (V02 máx.).
Todos estos parámetros biológicos también pueden mejorarse a través del entrenamiento, sin embargo, los equipos que entrenan a menos de 2000 m deberían compensar el estímulo que representa vivir en la altura con más horas de entrenamiento semanal. ¿Existe conciencia y disposición de dichos equipos para realizar este esfuerzo? Dejemos que ellos contesten.
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