domingo, 12 de diciembre de 2010

Marcelo Bielsa, crónica de un apasionado incansable



En "La vida por el fútbol", el periodista Román Iucht retrata a Marcelo Bielsa -ex entrenador de la selecciones de Argentina y Chile- como un hombre temperamental y obsesivo que lucha por hacer del fútbol una disciplina bella y noble en un mundo dominado por la lógica del éxito urgente.

Por Julieta Grosso
Si una biografía es esa clase de registro que buscar cristalizar las huella de una excepcionalidad, la figura de Bielsa reúne todos los requisitos: conocido por su apasionamiento y su franqueza sin anestesia, supo hacer historia en el fútbol sin trastocar los férreos principios que mantiene desde que en los 80 debutó como técnico en las inferiores de Newell`s.

"Bielsa es valorado porque es una especie en extinción. Es un antisistema pero de los que luchan, mientras pueden, desde adentro del sistema. Es un contracultural: cuando se siente presionado prefiere estar afuera", definió Iucht en entrevista con Télam.

El periodista, del equipo de transmisiones de Competencia de Radio Continental, decidió desandar el camino que lleva al origen del hombre que durante su mandato como entrenador de la Selección Argentina fue criticado por la prematura eliminación del equipo en el Mundial Corea-Japón 2002 en primera ronda y luego se reivindicó con la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

"Los dos grandes ejes del libro tienen que ver con los testimonios de la gente que lo conoce y con aquellos jugadores que lo tuvieron como entrenador. En ambos casos, lo que se repite es la uniformidad acerca de la exaltación de los valores y de su manera de trabajar", explicó el periodista.

"El ambiente del fútbol es muy complicado, competitivo y lleno de doble discurso. En ese marco, Bielsa es un tipo que recibe elogios de los que lo tuvieron como técnico, incluso de aquellos que alguna vez tuvieron algún choque con él y hoy lo elogian sin atenuantes", señaló Iucht a propósito de los testimonios de Roberto Ayala, Matías Almeyda, Diego Simeone y Nelson Vivas, entre otros.

"La vida por el fútbol", recién editado por Sudamericana, está organizado en nueve capítulos que se abren con una cita del propio Bielsa, bajo una modalidad que ilustra cómo el entrenador logra desmarcarse de los planteos estrictamente tácticos para atravesar territorios próximos a la filosofía y la literatura.

La frecuentación del fútbol y sus escenarios funciona para el hombre que confiesa un profundo amor "por el baldío, el picado y la pelota" como un laboratorio que le permite leer comportamientos sociales bien afines a la idiosincracia argentina: la diferencia entre prestigio y popularidad, los peligrosos espejismos del éxito ("te adulan por haber ganado, no porque mereciste ganar") y el efecto aleccionador de la derrota.

"Cuando hay derrota, es de unos pocos; y cuando es victoria, es de todos. Perder, siempre pierde alguien en particular, porque la derrota es vergonzante y humillante", sentencia Bielsa en una frase antológica que reproduce la biografía.

"Ese es un concepto interesante porque excede lo deportivo para describir lo que nos pasa como sociedad. Cuando Gabriela Sabatini jugaba al tenis se daba algo muy elocuente: si ganaba el título del diario era `Ganó Gaby`, y si perdía era `Perdió Sabatini`. Trasladado a cualquier ámbito nos pinta como sociedad", apuntó.

"Bielsa piensa que el éxito es deformante y traicionero y rebaja y no invita a reflexionar e intentar mejorar. En cambio para él el fracaso es formativo, porque estimula y te lleva a revisar todo para tratar de corregir y mejorar", subrayó el conductor del ciclo radial "Tirando paredes" y columnista del diario La Nación.

"La vida por..." termina justo donde tiene lugar el último gesto público del ex entrenador de Vélez, aquel que reconfirma su temperamento y delimita su pacto con el fútbol: su renuncia a seguir dirigiendo la selección chilena en solidaridad con Harold Mayne-Nicholls (saliente titular de la Asociación Profesional de Fútbol de Chile) disuelve cualquier pretensión acomodaticia.

"Esa decisión de renunciar por su disconformidad con la designación lo pinta de cuerpo entero: mientras tanta gente está preocupada por parecer, él se preocupa por ser. Y está empeñado en que se note esta coherencia", remarcó Iucht.

La dimisión a su puesto de entrenador de la Selección chilena -tras conseguir un logro histórico para el equipo como el acceso a octavos de final en el Mundial de Sudáfrica 2010- refuerza la poca predisposición de Bielsa para hacer concesiones, siempre y cuando no esté en juego el rendimiento deportivo de sus equipos.

"Es una característica común de Bielsa no irse nunca de los clubes por voluntad propia en un mal momento sino cuando siente que hay el bienestar suficiente para soportar su partida", analizó el ex conductor de varios ciclos en el canal TyC Sports.

"Así como renuncia a la conducción del equipo chileno en su mejor momento histórico, se va también de la Selección argentina por motivos extrafutbolísticos, en ese caso por oposición a Grondona. En aquel entonces lo hizo después de obtener la medalla dorada en los Juegos Olímpicos y tras ganarle un partido a Perú que dejó al equipo bien posicionado en la eliminatorias", ilustró Iucht.

¿El alejamiento de la selección chilena le abre las puertas a su regreso al fútbol local? "Hoy es difícil pensarlo dirigiendo por la sencilla razón de que el fútbol argentino no se lo merece. Los dirigentes ponderan su proyecto pero ¿desde qué lugar podrían ofrecerle algo si en el 80 por ciento de los equipos acá los entrenadores duran como promedio 13 ó 14 partidos?", disparó.

"Todos los dirigentes dicen admirar los valores de Bielsa pero no los ponen en práctica. Por eso se siente tan cómodo dirigiendo Selecciones: sólo así puede trabajar desde la base de la pirámide, , es decir que cuenta con el plantel profesional pero puede monitorear lo que tiene que ver con las selecciones juveniles", aseguró.

"Sólo en ese rol él siente que puede construir, ya sea un predio, planteles, valores, proyectos con los jugadores. En el fútbol argentino, en cambio, es muy difícil construir: parece que sólo puede hacerlo el que gana todos los partidos. Si ganás seguís teniendo razón, y si perdés ya no la tenés más", concluyó Iucht.


Fuente
http://www.telam.com.ar